LA PERSONALIDAD Y LA ADAPTABILIDAD EN LOS ÁRBITROS
 
 

Por: MARIO BERMÚDEZ
Director EFAB
Docente Convenio Colegio Manuelita Sáenz-U. Distrital

 

 

Introducción:
Indiscutiblemente lo primero que tenemos que decir que el arbitraje, en cualquier deporte, es una profesión muy exigente y, por qué no decirlo, con un grado de riesgo y complejidad específicos. El árbitro debe poseer determinadas competencias cognitivas, físicas, conductuales, comportamentales, actitudinales y psicológicas, en el más alto grado. Cada competencia no puede ir aislada, sino que constituyen un sistema sincronizado, sólido y equilibrado para lograr mayor eficacia y eficiencia en el desempeño. Cuidar al máximo de la estructuración y desarrollo de estas competencias es fundamental.
Cuando se logra el equilibrio y el máximo aprovechamiento en cada una de las competencias, podemos argumentar que el árbitro es integral, que no solamente se preocupa, por ejemplo, por conocer el reglamento del deporte que va a juzgar, sino que cuida y desarrolla el resto de competencias. El primer paso para lograrlo, es sentir pasión, amor y, sobre todo, responsabilidad por lo que se hace, y el eje debe partir desde el gusto por la profesión, el interés por ella, lo que incluye una capacitación permanente en cada uno de los aspectos. En este sentido, la personalidad del árbitro debe ser constituida por un temperamento modificable y por un carácter recio, basado en el don de justicia y equidad, con una transversalidad humanística. Nunca se debe olvidar que el árbitro, por las competencias inherentes a su profesión, es un líder carismático y nunca un verdugo o dictador. Debe tener la capacidad de análisis e interpretación basada en lo que se denomina sentido común y que, dicho en otras palabras, es «saber interpretar o leer el partido, para tener la capacidad de prever ciertos aspectos», y que en el aspecto psicológico es lo que se denomina «inteligencia emocional».


Aspectos Cognitivos
Es conocer el reglamento de juego y, en grado máximo, las normas de competición, junto con el análisis situacional (análisis de escenario). El reglamento debe estudiarse, interpretarse y unificarse. El estudio y la interpretación comprenden dos modalidades a saber: personal y grupal y debe ser constante y exige la utilización del «lenguaje técnico» pertinente. Por ejemplo, no hay nada más deprimente que escuchar a un árbitro decir «bomba», para referirse al área de meta. Los términos deben ser los adecuados, y su funcionalidad es precisa, aunque en el lenguaje coloquial parezca lo contrario. El conocimiento es la base fundamental para el desempeño arbitral, y no se debe olvidar que la mayoría de participantes desconoce el reglamento de juego, y solamente lo presume o lo confunde, por lo que un árbitro para justificar una decisión debe ser preciso y seguro, sin ahondar en explicaciones innecesarias y fatigosas. Qué bueno el árbitro que lleva como implemento el reglamento de juego, esto ayuda, especialmente, ante los organizadores y demás participantes en caso de requerirse.


Aspectos físicos
Es un aspecto crucial,  porque es la base fundamental del desempeño. Un árbitro en extremo obeso demuestra un descuido en sus hábitos de vida (antideportivos) como los alimentarios, el sedentarismo, el tabaquismo y el alcoholismo, por solamente llegar hasta ahí. Además, debe tenerse en cuenta que los partidos son los que dan el ritmo de desempeño físico que, a su vez, con dinamismo y energía, hacen que biológicamente haya un mayor flujo de sangre y oxigenación en el cerebro, lo que, indiscutiblemente, ayuda a tomar decisiones más rápidas y precisas y permite estar más alertas. Una excelente condición física, con la debida preparación, ayuda para el desempeño. Realizar a su debido tiempo los desplazamientos y con el ritmo adecuado, con estilo, es una muestra de la preparación física, además de darle estética al desempeño. Los deportes balompédicos exigen en el equipo arbitral coordinación, técnica y táctica que no pueden separarse, de ninguna manera, del aspecto físico. Ver «el árbitro poste o estatua», no solamente les da justificación a los jugadores para reclamar airadamente por una decisión, sino que expresa apatía e irrespeto por el espectáculo y por la profesión. El dinamismo no consiste en correr como locos, sino en utilizar siempre los ritmos adecuadamente, y


Aspectos conductuales
La conducta es la manera como un ser humano muestra su personalidad ante los demás, y es un aspecto fundamental en los árbitros al ser estos líderes y jueces, con sentido humanitario, o lo que se denomina «autoridades de juzgamiento». Nunca se debe olvidar que la línea entre lo privado y la profesión es muy delgada y difusa, por lo que la conducta privada, de ninguna manera, debe trascender al campo de lo público, sin importar las etiquetas morales. La moral pertenece al campo individual y a la ética, al campo del entorno y, de cierta manera, son las dos el mismo hilo conductor con dos partes que no se limitan de manera precisa: una que pertenece al ámbito íntimo y la otra al entorno social. Sin embargo, el campo ético es el que se percibe por los demás, y este debe ser intachable, basado en los valores primordiales de la honestidad a toda prueba, el don de justicia y equidad, la imparcialidad, la responsabilidad, el sentido de pertenencia, el don de gentes, el deseo por progresar y la asertividad. Todos los valores deben estar presentes, no solamente en el momento del desempeño arbitral, sino en el entorno deportivo en general, en la institución arbitral y, aun, con aquellas personas y entes que pueden parecernos ajenas a la actividad deportiva.


Aspectos comportamentales
Aunque se puede confundir con lo conductual, a pesar de la interrelación en cadena de todas las competencias, el comportamiento es más la expresión física del individuo, lo cual expresa el sentido ético como marco general de su personalidad. Seguir las pautas comportamentales adecuadas del respeto hacia los demás, que va desde la manera de saludar sin exceso de confianza, gracejo, bufonada o, lo peor, prepotencia. Evitar a toda costa, sin perder la amabilidad, comportamientos de excesiva confianza con los participantes, debiéndose decirse constantemente la expresión «por favor», dirigirse a los participantes con las dignidades de señor, caballero, dama, señorita, sin utilizar apodos ni, tampoco, títulos de los cuales no sabemos si los participantes poseen como «profe», por ejemplo. Tratarse con sumo respeto entre compañeros, sin burlas, sátiras, sin utilizar los apodos, para lo que existen los términos «compañero» y, el mejor, «juez», lo que reafirma la dignidad que se está ejerciendo. En el descanso, en la mesa de control o con el equipo auxiliar, por supuesto se debe guardar un comportamiento digno y ejemplar. Utilizar las solicitudes de tiempo acordes con la mecánica arbitral de cada deporte balompédico, y nunca entablar conversación con los participantes ni aceptar reclamos de ninguna índole; el tiempo tiene la función específica de que los jugadores reciben instrucciones y se toman un breve descanso únicamente en la zona técnica. El comportamiento del árbitro debe expresarse en el carisma, es decir, comunicar una personalidad estructurada que sea comprendida y aceptada con agrado, basada en la honestidad y, especialmente, en el don de justicia con equidad.


Aspecto actitudinal
Se puede saber mucho, se puede, incluso, tener la capacidad de ser buen árbitro, pero si no lo demuestra en cada partido con «actitud», de muy poco sirve. La actitud incluye la seguridad, rapidez y posicionamiento con que se toma una decisión, es decir el «entusiasmo constante» por lo que se hace. Incluye el porte del árbitro, su forma de caminar y señalizar, la coordinación con el equipo arbitral, los desplazamientos con estilo, y el uso adecuado de la señalización y del sonido del pito. Entrar al campo de juego con las manos en el bolsillo, es un símbolo subliminal de inseguridad y temor; si bien es cierto que se genera un estrés positivo para lograr un buen desempeño, que produce cierta ansiedad, estos son aspectos que deben estudiarse y comprenderse con anterioridad, ya que hay ciertas costumbres mecanizadas que expresan poco trabajo psicológico. Nuca tenga las manos en el bolsillo dentro del campo de juego y, menos, cuando esté en la charla inicial con los participantes.
La disciplina es parte fundamental, saber acatar las normas, las directivas y las órdenes de las organizaciones y colegios, y utilizar siempre un lenguaje asertivo en caso de que se quiera entrar en el campo de la discusión argumentada. Las personalidades conflictivas, las que todo lo protestan, nada les gusta y todo les parece malo porque sí y ejecutado con mala intención, (personalidad suspicaz) sin tener argumentación lógica y asertiva, no solo son un problema para el desarrollo normal de una institución, sino que opacan el desempeño individual, ya que este tipo de personalidad es disfuncional. La clave está en «pensar para hablar sin ofender», y no al contrario. Hay que tener en cuenta que las opiniones y los puntos de vista siempre serán subjetivos, por lo que son susceptibles de ser analizados en comunidad para establecer consensos que redunden en el beneficio general, sin que deban ser impuestos, sin razón alguna, por la fuerza, la grosería y la altanería. Aceptar las normas es aceptar lo que se ha acordado con antelación y por mayoría.


Aspectos psicológicos
Aunque de repente parezca a primera vista algo inviable, especialmente por el aspecto económico, las instituciones arbitrales deberían tener su «psicólogo de cabecera»; inicialmente este es un tema que, por ahora, queda en el tintero. Como ya se ha dicho, el arbitraje, aparte de ser una profesión para personas que posean «inteligencias emocionales y procedimentales», implica un riesgo especial que también se aplica para todas las profesiones. Aplicar autoridad, impartir justicia y mediar en las circunstancias anómalas, implica recibir presión por las partes en diferentes grados, desde la más leve hasta, incluso, la más grave. Lo primero que debe hacer un árbitro es ser consciente de esto, para poder manejar y soportar, sin irse a estallar, la presión. El estrés es otro síntoma necesario e inherente a la condición humana cuando se va a presentar una prueba; en sí, es un mecanismo de prevención y adaptación que produce ciertos aspectos físicos que se agrupan en la ansiedad, y que al ser pasajeros, no representan ningún riesgo para la salud mental; caso contrario ocurre cuando el estrés se convierte en crónico. El manejo adecuado de las situaciones de estrés antes a largo plazo, antes a corto plazo, durante y después del desempeño debe ser vital; en tal sentido, se debe acudir a prácticas terapéuticas con ejercicios de relajamiento y charlas grupales, ojalá dirigidas por un experto, para saber cómo afrontarlo. Comprender la sintomatología mental (ansiedad, inestabilidad mental, depresión, ira, etc.) y física (bulimia, anorexia, disfuncionalidad de los sistemas, etc.), ayuda al manejo del estrés; pero ante todo, se debe ser consciente de que siempre se recibirá presión de todos lados durante un partido, por lo que la preparación consiste en entender y crear mecanismos que ayuden a soportar y superar el estrés.
La capacidad de tomar decisiones implica un proceso mental, seguro y rápido, que parte desde el instante en que se percibe la juagada y cuando con el silbato se detiene el partido; antes debe haber una causa del porqué hacerlo. El proceso del juicio se divide en: atención, concentración y penalización. Atención es la capacidad del ser humano de acopiar la mayor información posible, directa e indirecta, para tomar la decisión inicial de detener el juego. La concentración es la capacidad de procesar en el cerebro de manera rápida y segura la información recibida; este es un procedimiento complejo que exige una gran capacidad de análisis veloz e inteligencia del árbitro, pues tiene que examinar y tomar una decisión en fracción de segundos en donde debe haber una medición subjetiva del hecho, que, no por ello, debe ser ilógica sino concordante al acto. Son variados los aspectos que influyen en la toma de una decisión que va desde el estado de ánimo del árbitro hasta las consecuencias dependientes del entorno. Una vez tomada la decisión en el proceso de concentración, viene la etapa más difícil que es la penalización. Se debe tener en cuenta que, generalmente, el afectado va a protestar, especialmente cuando se trata de faltas o goles dudosos. En todo el proceso del juicio se debe acudir a una señalización clara y precisa, y realizar todo el procedimiento de mecánica arbitral con el fin de retornar rápidamente a la situación normal del juego. Procúrese siempre no echar para atrás una decisión, a excepción de que hayan ayudas tecnológicas, aunque es lícito reversar alguna decisión, esta debe ser una actitud excepcional que no tiene que darse constantemente. Nunca olvide, en tal caso, que la ley fundamental del juzgamiento deportivo es: «Todo fallo es reversible hasta que no se penalice»; norma que debe ser siempre excepcional.
Un aspecto crucial es el de la resiliencia, es decir, sobreponerse a las adversidades con fortaleza y sacar de ellas nuevas enseñanzas, o reforzarlas, para robustecer la «coraza emocional», obteniendo de la adversidad nuevas experiencias positivas. Un carácter débil no puede asimilar correctamente las adversidades cuando no sabe analizarlas y soportarlas sin que hagan daño, especialmente, cuando estas son graves. Hay circunstancias que tienden a postrar al individuo, más cuando se sabe que se ha actuado correctamente, o el hecho de preguntarse por qué no hice esto para que no me pasara aquello. La resiliencia se logra con el análisis técnico, circunstancial, anímico, comportamental e, incluso, el mismo azar. Si se tiene esa coraza de fortaleza bien fuerte y estructurada, la resiliencia será rápida y positiva (periodo corto de duelo). El apoyo y análisis grupal también coadyuvará para acelerar y asegurar el objetivo de


La adaptabilidad
Nada más complejo que aceptar el cambio, sin llegar a comprender que todo cambio procura, esencialmente, una mejora en los resultados. Todos los seres humanos tenemos, en mayor o menor grado, resistencia al cambio. Lo primero que se debe hacer aceptar que todo cambio, generalmente, se hace para facilitar los procesos, mejorar los métodos y, por ende, obtener mejores resultados. Si no hay disposición al cambio, si se ponen barreras y argumentos negativos, el cambio es prácticamente imposible. Si bien es cierto que todo cambio implica un aprendizaje relativo y adaptación, lo que demanda esfuerzos y tiempo, romper la barrera de la resistencia es un logro. Los árbitros están expuestos a diversos cambios, incluso con bastante frecuencia. La adaptación al cambio expresa inteligencia y versatilidad y, por ende, estructuración conceptual. La «inercia psicológica» hace sentir que el pasado era mejor, que no vale la pena un nuevo esfuerzo y aprendizaje, aspectos que desvían el verdadero objetivo positivo del cambio.
En los deportes se presentan modificaciones periódicas del reglamento, los árbitros pueden desempeñarse en varios deportes (desde que no sea una exigencia federativa) que presentan diferencias apreciables, pero cuyo objetivo es el mismo. Los deportes balompédicos tienen postulados fundamentales como la consecución de un gol, las faltas e infracciones, las reanudaciones y las penalizaciones. Sin embargo, el árbitro debe desempeñarse de acuerdo con el deporte que tiene, aparte del reglamento, una señalización específica y variable en la penalización. Utilizar correctamente la señalización de cada disciplina es un símbolo de adaptación óptima. (Base Futsalón AMF: dedo índice estirado y posición angular de los brazos de 90 grados. Base Futsala FIFA – Fútbol Once: Palmas de las manos unidas y estirada y posición angular de 75 grados hacia arriba). Igualmente, los reglamentos de competición, que los árbitros deben conocer, presentan cambios que dependen mayoritariamente de los torneos. Igualmente se deben tener en cuenta los cambios en los deportes no federativos, como las Banquitas y el Fútbol Grama. De la misma forma, la técnica y mecánica arbitral varía de un deporte a otro, e, incluso, en un mismo deporte se están haciendo cambios periódicos a los cuales los árbitros deben adaptarse rápidamente para obtener un desempeño óptimo. Se debe recordar que las técnicas y mecánicas arbitrales son simplemente métodos que procuran un mejor desempeño, (el objetivo es sí no es el método, sino el buen resultado) y que en cualquier momento pueden cambiar, pero lo fundamental está en las aptitudes de los árbitros, en su personalidad, que incluye la humidad y desecha la prepotencia, tanto dentro como fuera del escenario deportivo y, sobretodo, cumplir con la dinámica y objetivo de cada disciplina.
Por último, es plausible reconocerse la consecución de los logros, los escalafones obtenidos, las categorías alcanzadas, pero esto no es justificación para henchir desmedidamente el ego (personalidad egocéntrica) hasta el punto de incomodar a los demás o, lo peor, humillarlos. El primer paso de la humildad es reconocer, por más logros alcanzados, que siempre se tendrán falencias y limitaciones, porque el camino hacia los objetivos siempre está lleno de escollos y es imperfecto. La prepotencia y la egolatría no permiten mejorar las limitaciones que constantemente se presentan, y, generalmente, son factores de discordia entre los compañeros y de fracturas en los grupos arbitrales y en instituciones anexas. Tampoco los árbitros, aunque por disciplina deben acogerse a las instancias superiores, deben creer a ultranza que éstas son «perfectas, inamovibles e incuestionables», más cuando hay directivos que anteponen otros intereses o procuran su provecho personal, en contra de la profesión del arbitraje y del deporte en cuestión. Tampoco el árbitro debe cuadricularse ante un deporte; esencialmente, los árbitros se deben a su profesión y, de alguna manera, resulta circunstancial que se dediquen a determinada disciplina, por lo que jamás deben imaginarse que esta sea «palabra divina», menos cuando está regida por seres humanos, que en muchas ocasiones tienen intereses distintos a los estrictamente deportivos. Y, menos, desmeritar o desacreditar otras disciplinas que, por pura ceguera mental, consideran espurias; el hecho de pertenecer a una disciplina federada, no es argumento válido para tal actitud discriminatoria; pues de manera general, y especialmente en el campo aficionado, todos los deportes balompédicos  poseen la estética, la estructura y la capacidad recreativa para ser practicados y vistos.

 

Bogotá, enero de 2019

 

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(Bermúdez, Mario. Boletín EFAB No. 1. Enero 2019)

 

 

SEGUNDO CURSO DE INTEGRACIÓN Y UNIFICACIÓN FUTSALÓN AMF Y FUTSALA FIFA 
 

DIRIGEN E IMPARTEN
 
  • Escuela de Formación Arbitral Bermar – EFAB-
  • Colegio de Árbitros de Fútbol de Cundinamarca
  • Asociación Colegio de Árbitros de Fútbol de Salón - ASOCORAFSA

 

DIRIGIDO A MUJERES Y HOMBRES:

 

  • Árbitros de Colegios Arbitrales
  • Árbitros Independientes
  • Categorías:
    • Árbitros principiantes
    • Árbitros Expertos
    • Árbitros Veteranos
  • Requisitos
    • Ser mayor de 16 años
    • Acreditar pertenencia a una institución arbitral
    • Acreditar ser árbitro independiente
    • Acreditar ser árbitro en cualquiera de las categorías
    • Fotocopia del documento de identidad ampliada al 150%
    • Fotocopia de la afiliación a salud

 

OBJETIVOS:
 
  • Específicos:
    • Integración y unificación en Fútbol de Salón AMF y Fútbol Sala FIFA para desempeñarse en la institución a donde pertenece y, de manera opcional, vincularse a los proyectos arbitrales propuestos
  • Generales
    • Conformación de la Comisión Distrital de Árbitros de Fútbol Sala FIFA, adscrita al Colegio de Árbitros de Cundinamarca.
    • Vinculación a los colegios adscritos a la Asociación Colombiana de Árbitros de Futbol de Salón -ACAFUTSALÓN-
    • Conformación de la Corporación Integral Arbitral -CORPITAR-
 
PLAN CURRICULAR
El curso será totalmente práctico.
 
  • Inducción: (2 horas). Dirigido por Mario Bermúdez de EFAB, docente convenio Colegio Manuelita Sáenz – Universidad Distrital
  • Módulos:
    • Fútbol de Salón AMF (12 horas), dirigido por el Instructor Distrital Juan Gutiérrez de ASOCORAFSA.
    • Fútbol Sala FIFA (12 horas), dirigido por el Instructor de Fútbol Sala, Franklin Gómez, del Colegio de Árbitros de Fútbol de Cundinamarca.

 

CERTIFICACIÓN
 
  • Se certificarán 26 Horas a los participantes, avaladas por las tres instituciones convocantes: EFAB, CODEARFUTCUN y ASOCORAFSA
  • Se certificarán a los participantes que hayan participado en al menos 5 sesiones de las 6 del curso

 

CRONOGRAMA
 
  • Inducción e inicio: viernes 25 de enero de 2019, de 7 a 9 de la noche.
  • Módulo de Fútbol de Salón AMF:
    • 1 sesión: sábado 26 de enero de 2019, de 8 a 12 del día.
    • 2 sesión: domingo 27 de enero de 2019, de 8 a 12 del día
    • 3 sesión: sábado2 de febrero de 2019, de 8 a 12 del día
  • Módulo de Fútbol Sala FIFA:
    • 1 sesión: domingo 3 de febrero de 2019, de 8 a 12 del día
    • 2 sesión: sábado 9 de febrero de 2019, de 8 a 12 del día
    • 3 sesión: domingo 10 de febrero de 2019, de 9 a 12 del día
  • Lugar:
    • Parque el Velódromo Primero de Mayo, calle 17 sur, con carrera 4. – Campos Deportivos de la Localidad Cuarta de San Cristóbal – UPZ San Blas
  • Presentación (menos la inducción)
    • Sudadera
    • Zapato deportivo
    • Cuaderno de apuntes
    • Implementos arbitrales
 
INVERSIÓN ECONÓMICA
Se cancela en su totalidad para poder empezar el curso
 
  • Árbitros de instituciones e independientes: $50.000 pesos
  • Exalumnos del Colegio Manuelita Sáenz: $25.000 pesos
  • Alumnos Once 2019 Colegio Manuelita Sáenz: $15.000 pesos

 

INSCRIPCIONES
 
  • Apertura: 28 de diciembre de 2018
  • Cierre: 24 de enero de 2019 o hasta agotar las plazas.
  • Medio de inscripción: por consignación a Cuenta Bancaria, cuyos datos se facilitarán a través del WhatsApp 312 580 9363, o al teléfono 300 775 5078
  • Por Efecty y PagaTodo (el cursillista pagará la comisión de envío)
  • Se enviará foto del recibo de pago al WhatsApp, nombre completo y correo del inscrito, a donde se le enviará el Formulario de Inscripción, el cual debe devolver diligenciado por el mismo medio

 

INFORMES E INSCRIPCIONES
 

 
Cordialmente invitados a participar:
 
 
MARIO BERMÚDEZ

Director Docente EFAB

 

FRANKLIN GÓMEZ

Instructor Arbitral CAFCUN

 

JUAN GUTIÉRREZ

Presidente Asocorafsa